La música en la publicidad televisiva

La música forma parte de la vida cotidiana en cualquiera de las capas de la sociedad. Suena y tiene significado; reside y se origina en todas las diferentes culturas y sociedades, hasta el punto de que su composición e interpretación está altamente valorada en ellas. La música convive en mundos en los cuales, el tipo de oyente varía, desde las llamadas subculturas hasta grupos de elite. El tipo de música que prefieren las audiencias está, en muchos casos, relacionado con las condiciones socioeconómicas. Un estudio de James Lull[1] sobre los distintos niveles de aceptación de la música según la clase social y genero en EE.UU. demostró que: chicas adolescentes de clase media prefieren música pop, canciones alegres, y la elite socioeconómica opta por música clásica; mientras que familias de áreas de menor nivel económico y de raza negra se decantan por el blues. También es cierto que hay tipos de música que van asociados a razas particulares, como pueden ser soul, jazz, funk o rap (protagonizados por raza negra)o otros como country, rock y pop (principalmente blancos).
La música se ha propagado muchísimo en los últimos años, lo que puede ser también un importante criterio de valoración. A pesar de las diferencias socioculturales, todo el mundo se identifica con algún tipo de música. Esto supone un arma para los publicitarios, que la utilizan en sus campañas. Todos estamos abiertos a ella, ya que, aun suponiendo que no nos guste un estilo determinado, como puede ser el pop, un anuncio con este tipo de música, y más si es pegadiza, nos llegará con más fuerza. El uso de un fragmento musical que se aproxime al sonido de grupos o intérpretes famosos, crea un mayor impacto en el espectador, llamando más aún su atención. Esto hace que los seguidores de estos grupos se sientan más identificas con el producto que sus ídolos anuncian. Las agencias también recurren a actores, modelos, presentadores de televisión,... Cualquier persona “famosa” que aparezca en un anuncio televisivo, hace aumentar el conocimiento que se tiene del producto entre los espectadores, lo que incrementará las ventas. Pero, si además suena una canción suya, esto se multiplicará (al igual que el coste de la campaña).
Cada música, independientemente del grupo al que pertenece, produce distintas sensaciones en el espectador. Estas sensaciones provienen de su mayor o menor agresividad. Los oyentes recogen información, sentimientos, valores,... a partir de la música, los cuales también pueden acercarle al producto que se anuncia con una determinada música de fondo. Tanto la música en sí misma, como las letras influyen en la audiencia. En principio no se pueden separar. Además, suponen una estimulación extraordinaria de los sentimientos y emociones.
Según Eduardo Oejo, “la elaboración de una buena banda de sonido para un spot todavía sigue siendo el resultado de la falta de comprensión sobre la naturaleza audiovisual de la televisión”.
El mismo autor dice que “el sonido en cine y televisión es el vínculo físico del espectador con la imagen, el cual, inconscientemente, sufre desasosiego cuando la banda está desajustada unos fotogramas”. Hay sonidos que no se perciben conscientemente, pero están ahí, y sin ellos la banda sonora se queda plana. Estos sonidos, producidos por el roce de la ropa, el ruido de los pasos en la calle, la respiración,... Cuando nuestro oído no percibe esos sonidos en la banda sonora, el sonido suena a falso.
La función principal de la música en un anuncio es fijar el recuerdo, mediante repetición inconsciente por parte del espectador de melodías pegadizas, conocer los diferentes tipos nos ayudará a entender en qué medida ocurre este fenómeno, con qué propósitos y a que público se dirige.
[1] James Llull: Famoso musicólogo y sociólogo estadounidenses que ha elaborado numerosos estudios sobre los distintos niveles de aceptación de la música según clase social y sexo.
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